Historias de Bell Ville
Por Juan Carlos Licari
CUENTO SOBRE LA PELOTA DE FÙTBOL
MAMÁ: ¿cuánto son cinco pesos? preguntó el niño.
La madre lo miró extrañada. ¡Cinco pesos son;...son cinco pesos...
Había visto en la vidriera de la esquina, entre ositos y tambores, una pelota de fútbol "SUPERBALL".Sobre ella, una breve inscripción:"$5.
Era más que una inscripción; era un obstáculo.
¡Cinco pesos! A fuerza de preguntar, llegó a enterarse que se necesitaban cincuenta monedas de diez y cien de cinco, monedas éstas, con las cuáles tenía ciertas lejanas relaciones. El y ellas, eran como esos parientes que se visitan poco y se critican mucho.
Mamá: ¿un día vos no me darías cinco pesos?...
Sí;...cuando sea rica...,respondió la madre mientras seguía "refregando" en la pileta de lavar. Soñaba con esa "SUPERBALL".Le contaba los gajos, la miraba, la inflaba con su ilusión. Se acercaba tanto al cristal para verla, que la naríz se le achataba y del otro lado parecìa masilla.
¡Si tuviera la pelota!.Tendría que ponerle grasa para que durara más.¡Que lástima ensuciarla!. Sin embargo, era necesario.Luego jugaría con ella. Sería la fuente de donde emanarían partidos memorables.De mañana temprano, cuando los amigos no lo vieran, jugaría solo en su casa, practicando y pacticando, para saber más que los demás. Sería eso, como tener maestra en casa. Mamá: si vos me dieras cinco todos los dìas...
Para dártelos, tendría que sobrarme...Y vos sabés que aquí nada sobra, sino que falta, m"hijito. Era buena la madre; hondamente buena. Resignada en su pobreza, luchaba sin tregua.Ni el cansancio, ni las necesidades impedían que diera a su hijo, una contestaciòn amable. Si ella tuviera los cinco pesos, correría hasta la esquina, compraría la pelota y se la pondría, en los desdentados zápatos del pibe, aunque no fuera Noche de Reyes...
A la mañana temprano, el purrete corría a ver la pelota. Daba los buenos días, a esa novia que sobre su cara tenía un cartelito, que era su esquive. Apoyaba la naríz contra el cristal, dejaba una redondelita de huella y volvía a su casa a contar otra vez, unas monedas que tenía en una vieja cajita. Las venía juntando y juntando...
¡Pero que lejos estaba los cinco pesos!. Constituían un horizonte, que se alejaba a medida que el chico daba un paso para alcanzarlo.
Una tarde vió a su vecino, el "niño bien" de la cuadra, con la pelota. No lo quiso creer. Corrió hacia la vidriera de la esquina. Era cierto: la "SUPERBAL" no estaba. Entonces se le acercó al vecino y le dijo:
A ver...¿hacè jueguito?
y el otro, con un torpe movimiento, ensayó aquella jugada. Entonces con profunda amargura, con una voz que tenía agazapada la protesta, agregó:
Y A VOS QUE NO SABéS HACER EL JUEGUITO, TE DAN LOS CINCO PESOS...
Y se fué pensando en la injusticia...
La Mascota de unión de Morrison
Parece una fantasìa inventada por la imaginación. Pero no. Ocurrió en MORRISON, entre los años 1926 y 1928, cuando un curioso animal, se convirtiò en la querida "mascota" del CLUB A. UNIÓN, la tradicional entidad de la localidad.
Se trataba de UN CONDOR, nacido en Rio Ceballos, sierras de Còrdoba, lugar que frecuentaba la familia de don JOSÉ R. LOZA, recordado y querido vecino, quièn ante el pedido especial de sus hijos, decidiò transportarlo a su hogar, en MORRISON.
Integramente negro, su plumaje llamò inmediatamente la atenciòn, al igual que las caracterìsticas para su domesticaciòn, destacando que fué criado solìcitamente por la familia LOZA.
La dimensiòn de punta a punta de sus alas, superaba los dos metros, por lo tanto sorprendìan sus vuelos por toda la poblaciòn, al igual que su presencia en las fiestas patrias, siguiendo el desfile de la banda, colegios y otros, para ubicarse finalmente en lo alto de la pirámide erigida en la plaza, como asociàndose al fervor ciudadano.
Pero para convertirse en una verdadera MASCOTA, no faltaba a ningùn encuentro que jugara UNIÒN, equipo que lo integraban los cuatro hermanos LOZA, VALENTÌN-NICOLÀS-JULIO Y TOMÁS.
En el puesto de arquero, actuaba NICOLÀS y el inteligente animal, apenas lo divisaba, volaba al sitio, ubicàndose arriba del travesaño, donde los pelotazos que pasaban cerca o los que rebotaban en los maderos, lo espataban circunstancialmente, ya que de inmediato volvìa a posarse.-Al finalizar el primer tiempo, volaba a reunirse con los jugadores, especialmente cerca de los hermanos LOZA, como si se tratase de un integrante más del equipo, dispuesto a cambiar impresiones sobre lo realizado en la cancha.
En los dìas de los partidos, le colocaban en el cuello tres cintas con los colores del Club y antes de posarse en el arco, daba vueltas a la cancha, para que avalaran su presencia y dar testimonio de su Club favorito.
Se recuerda un hecho impactante, sucedido en un partido, donde uno de los hermanos tuvo una incidencia con un adversario, costando mucho trabajo tenerlo de las alas, puesto que le hizo frente a quièn pretendìa golpear a uno de sus amos.
Pero llegò lo inesperado: estando posado en una señal ferroviaria, un pasajero de un ocasional tren, lo hiriò de muerte, con un tiro de revólver....Toda la poblaciòn experimentò su pesar, por esa tràgica circunstancia.
EL CONDOR MASCOTA DEL CLUB UNIÒN se habìa hecho popular, los pueblos vecinos lo conocieron, porque hacia ellos volò cuantas veces viajaba su equipo de fùtbol.-Lo enterraron en el jardín del hogar de la FAMILIA LOZADA Algunas fotografìas, lo ubican rodeado de quienes le prodigaron su cariño , hacièndole olvidar su condiciòn de ave de rapiña, para convertirlo en un sìmbolo de la prestigiosa instituciòn y de una época donde su presencia, constituìa parte atrayente del espectàculo.
GENTILEZA ESPECIAL DE AGILIO VILLARROEL.
La imágen de la pelota pertenecen a: bellville-web.com.ar, mientras que la del condor pertenece a: zorrodeabajo.files.wordpress.com